La teoría de la momificación. Algunos estudiosos han sugerido que las tumbas se han reutilizado sirviendo para la “desecación y descarnación de los cadáveres antes de su inhumación definitiva”. A primera vista esta teoría parece poco probable, pero es menester considerarla ante la ausencia de restos. Es bien conocida en las Islas Canarias la costumbre de momificar, pero antes de la llegada de los españoles a esas islas parece que, durante éste periodo histórico no había ninguna relación con los guanches (aborígenes de Canarias) y que éstos no han derivado sus costumbres de la Península Ibérica. Los procesos de momificación son muy variados; es probable que se haya originado en Egipto la idea, cuando se dieron cuenta que la aridez de la arena del desierto impedía la descomposición, pero más tarde utilizaron procesos más complicados. El cadáver se sumergía en nitro o salitre durante unos setenta días; después de quitar la epidermis, se lavaba el cadáver, se ponía derecho y se le desecaba. De los guanches de las Canarias tenemos un relato del siglo XVI según el cual echaban el la boca del difunto “ciertas confecciones hechas de manteca de ganado derretida, polvos de brezo y piedra tosca, cáscaras de pino… y embutíanlas con esto cada día, poniendolo al sol, cuando de un lado, cuando de otro, por espacio de quince días hasta que quedaba seco...”. Por fin el cadáver se envolvía y se cosía en un cuero de ganado.

Respecto a las tumbas, hay dos posibilidades, o se hicieron para inhumaciones normales o para una etapa en la preparación de momias. Los argumentos a favor y en contra de la momificación son: