El castillo de Coria forma parte del recinto amurallado de la villa, que cuenta con un basamento romano, aunque fue casi totalmente reedificada en el siglo XVI. La fortaleza propiamente dicha se halla formada por una gran torre rodeada de edificaciones adyacentes, entre las que se encuentra un tambor almenado y un arco de entrada. La torre del homenaje es de planta pentagonal con dos ángulos rectos como si fuese resultado de la yuxtaposición de una torre cuadrada y una triangular. Uno de los ángulos rectos presenta una estructura achaflanada para dar cabida a una escalera interior. Todo el castillo está construido en sillería con muy pocas aberturas al exterior, lo cual aumenta su aspecto de fortaleza nacida para la defensa militar. En la parte superior de los muros sobresalen unas garitas semicilíndricas centradas en medio de cada lienzo, así como una cornisa de arquillos que recorre la torre a nivel de las garitas y culmina con un almenado reedificado en época reciente. En el interior del castillo se distinguen dos pisos: la cámara baja y la cámara alta o salón principal, cubierto por una sólida bóveda de crucería.

El actual castillo de Coria es una reconstrucción, efectuada en el siglo XV, de una fortaleza anterior, difícil de fechar por no existir documentación fidedigna que nos informe sobre ella. Contamos, sin embargo, con abundantes documentos en relación con la reedificación de la fortaleza llevada a cabo a fines de la Edad Media. Hacia 1471 el señor de la villa, el aún conde de Alba, ordenó la realización de un informe sobre el primitivo castillo con el fin de averiguar el alcance que tendrían las obras que pretendía llevar a cabo en él. Por este informe sabemos que, de la primera edificación, aún subsistía una torre pentagonal con dos plantas abovedadas que fue respetada parcialmente en la reedificación comenzada hacia 1473, y en la que se dotó a esta torre de unos muros más gruesos y una mayor altura que su predecesora. Fue también en estos años cuando se construyeron en Coria la barrera del castillo y un foso de grandes dimensiones concluido cuatro años después. Todas estas mejoras tendentes a consolidar las defensas del castillo tenían como finalidad protegerlo de los ataques que pudiera recibir durante la guerra con Portugal. La finalización de la obras ocurrió en 1478, ya que según la documentación conservada este año se realizó el último pago a los trabajadores. El coste total de las obras emprendidas en esas fechas en Coria ascendió a más de un millón de maravedís.




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