Las representaciones de cabezas serían la confirmación de los textos que hablan de sacrificios humanos en la Península Ibérica. Unas veces se trata de sacrificios en honor de los dioses, como cuando los bletonenses, gentes que moraban no lejos de Salamanca, inmolaban entre los años 96-94 a. de Cristo personas a sus dioses, lo que motivó la intervención del procónsul de la Hispania Ulterior, P. Craso, para castigar a los jefes que se excusaron alegando la ignorancia de la existencia de las leyes que prohibían semejantes sacrificios, o cuando los pueblos del Norte sacrificaban los prisioneros a un dios asimilado a Ares. Otras veces los sacrificios humanos se utilizaban en prácticas de adivinación, como entre los lusitanos, con un ritual muy semejante al empleado por los druidas y por los galos. Estrabón, describe estas prácticas en los siguientes términos: Son muy aficionados los lusitanos a sacrificios (humanos) y examinan los intestinos sin sacarlos. Examinan igualmente las venas del pecho, y dan oráculos palpándolas. Vaticinan también por las entrañas de los prisioneros, cubriéndolos con capas. Cuando el sacerdote da un golpe en las entrañas, primero vaticinan por la caída de la víctima. Cortan igualmente las manos de los prisioneros y dedican a sus dioses las manos derechas.

El sacrificio, que podía ser humano, si bien era en casos extraordinarios y como última opción, se ha relacionado con el culto a las cabezas cortadas (lugar del alma, o personajes heroizados); y sacrificios animales, relacionados con estructuras pétreas y terrenos donde se han encontrado representaciones iconográficas de sacrificios en restos cerámicos, restos de fauna, y útiles relacionados con el fuego (parrillas, recipientes...). Todo ello se ha utilizado para ir afirmando, pese a la escasez de testimonios, la existencia de una clase social encargada del culto.  Pero no todas estas esculturas son iguales, existen básicamente dos modelos claramente diferenciados: uno en el que se englobarían todos aquellos rostros o representaciones humanas realizadas en piedra granítica, y otro que serían figuras zoomorfas, también en granito. En la fuente de la calle del Matadero, podemos encontrar ambos ejemplos, una cabeza humana y una cabeza animal que parece representar a un oso, animal que por entonces habitaba en toda la península Ibérica. Ambas han sido reutilizadas como elemento ornamental en dicha fuente, por lo que se desconoce la procedencia de las mismas.

Cabezas cortadas en la Fuente del Matadero, Cilleros

Detalle de cabeza cortada con representación humana

Detalle de cabeza cortada con representación animalística, posiblemente un oso


Fuentes: José María Blázquez Martínez - Cabezas cortadas, Jesús C. Rodríguez Arroyo - Figuras y rostros pétreos de Sierra de Gata