La Edad del Bronce supuso importantes cambios en los pobladores de nuestro territorio y en la gestión y distribución de los recursos naturales.

En primer lugar, la organización social se hizo más compleja, agudizándose las diferencias entre los individuos. Aparecen los jefes, guerreros que detentan el poder sobre un poblado y que ejercen el control sobre un área más extensa y sobre las rutas que la atraviesan. Estas rutas naturales están vinculadas a la explotación y al comercio de los metales, principalmente el estaño, el cobre y el oro.


Son varias las manifestaciones culturales que demuestran el poder que detentan y ejercen determinados individuos o grupos sociales sobre el resto. Así, se han encontrado varios tesoros, depósitos ocultos de adornos de oro y armas de bronce, cuyos propietarios ejercían un dominio sobre el resto de la población.

Otro ejemplo de la existencia de estas minorías poderosas y que controlan la riqueza, son las estelas o losas decoradas: grandes soportes de piedra hincados verticalmente en la tierra (estelas) o dispuestas horizontalmente sobre el suelo (losas), que en una de sus caras presentan grabados. Hay dos tipos de estelas: las femeninas o “diademadas” y las masculinas o “de guerreros”. En las primeras, aparece un personaje esquematizado, que por sus atributos puede ser considerado una mujer, adornado con una gran diadema o tocado. Ejemplos de ellas son las halladas en Hernán Pérez y la de Robledillo de Gata.

Estela de Hernán-Pérez - Museo Arqueológico Nacional

En el segundo tipo, aparece también de forma muy esquemática la figura humana, acompañada de armas u objetos diversos, tales como lanzas, escudos, cascos, espadas, fíbulas, carros, etc. Ejemplos de este tipo son las de San Martín de Trevejo y Robledillo de Gata. Se han apuntado varias interpretaciones sobre la función de las estelas decoradas: señalización de una tumba, de una vía comercial o de paso del ganado, o bien una manera de marcar el territorio. De todas formas, parece clara su vinculación con las minorías dirigentes de las sociedades de la Edad del Bronce.

Ídolo de Robledillo - Museo Arqueológico Provincial

Al norte del río Tajo, el asentamiento típico es el poblado situado en un lugar estratégico, un cerro elevado, a veces protegidos por murallas de piedra, desde donde se controlaban las rutas comerciales y las zonas próximas. Las cabañas, de planta circular u oval, debían tener sus paredes y sus techumbres hechas de ramaje y barro. Un claro ejemplo es el poblado de Santa Olalla, en Cilleros. Aparte del aprovechamiento ganadero de los pastos, su economía se basaba en la explotación y comercialización del estaño.

Las prácticas funerarias también cambian, apareciendo un tipo de enterramiento individual en cistas: cajas realizadas con piedras para albergar los restos de los difuntos, cuyos cuerpos han sido colocados en postura fetal y, junto a ellos, se han depositado determinadas ofrendas.

Algo más dificil de explicar son los grabados en roca existentes en Santa María (Villamiel). Petroglifos consistentes en una serie de líneas y círculos dispuestos sobre las mismas. Junto a éstos, abundantes cazoletas. Este tipo de grabados son relativamente abundantes en la provincia de Cáceres, se encuentran siempre junto a caminos por lo que pudieran ser mapas, bien terrestres o bien astronómicos.

Petroglifo de Santa María




Fuente: Cultura Extremeña; Historia de Sierra de Gata - Domingo Domené.