La emigración de cilleranos a Indias en el siglo XVI constituye uno primeros movimientos migratorios de la historia de nuestra población. La situación de Cilleros, en la periferia de la Corona de Castilla y León, limítrofe con Portugal, unida a la mala comunicación con el resto de los reinos peninsulares, provocaron su marginación de los centros de poder y decisión.

Durante el siglo XVI, la mayoría de las poblaciones extremeñas no superaban los 250 habitantes de media, sin embargo Cilleros estaba inmerso en un periodo de crecimiento: según el censo de 1530, Cilleros contaba con 1320 habitantes; 2500 en el censo del año 1587 y 2730 en el censo del año 1591, superando a pesar de su amplio territorio, la densidad media de la región.

La tierra era la principal fuente de riqueza. El sector agropecuario predominaba sobre cualquier otra actividad, sin embargo, se hallaba concentrada en unas pocas manos: la nobleza y la Iglesia. Desposeída la mayoría del recurso básico para el sustento, gran parte de la población estaba sumida en una profunda pobreza, agravada por la doble fiscalidad estatal y señorial. Sobre el territorio cillerano estaba asentada una jurisdicción más, aparte de la Real: desde la Reconquista la pertenecía a la Orden Militar de Alcántara, señoríos a cargo del maestre, que, aunque en esta época el maestrazgo había sido asumido por el rey, en la tributación seguía vigente los usos y derechos del señorío.

Los desajustes económicos, a consecuencia de plagas y sequías, causantes de malas cosechas con sus repercusiones en los precios del pan y otros productos de primera necesidad, elevaron excesivamente su coste. La carestía conlleva la subalimentación, hambrunas y epidemias. Dada la falta de alternativas que hubiera podido ofrecer un artesanado y un comercio más desarrollados que el mero nivel de autoabastecimiento, la emigración ultramarina se constituyó en una vía de escape. A estos factores de repulsa internos se sumó la atracción que ejercieron las nuevas tierras, cuyas noticias llegaban de manos de los primeros emigrados.

La proximidad con Andalucía y el puerto de Sevilla favoreció la salida de cilleranos desde los primeros momentos de la colonización. En el conjunto de la emigración nacional, estimada en unas 150.000 licencias para el siglo XVI, según el Catálogo de Pasajeros, Extremadura, con sus 15.309 emigrantes, ocupa el segundo lugar después de Andalucía. A lo largo de la centuria, la salida al Nuevo Mundo no fue uniforme, los momentos de máxima salida fueron de 1534 a 1540, de 1574 a 1582, y de 1592 a 1595. En cuanto a la estacionalidad de las salidas, los asientos se concentran en torno a las dos flotas de partida: en primavera y otoño.


El Archivo General de Indias que se encuentra en Sevilla, España, es el depósito de los documentos que tienen que ver con el período colonial español de las Américas. En la sección, Casa de Contratación de las Indias, se ofrece una excelente documentación de las listas de pasajeros de los barcos que iban a las colonias americanas, en ellas podemos encontrar información sobre algunos paisanos:

  • 1512-04-20: JUAN DELGADO, hijo de Hernando Degado y de María Rodríguez, vecinos de Cilleros, que es de la Orden de Alcántara.
  • 1517-08-18: JUAN GARCIA, hijo de Bartolomé García y de Juana Santera, naturales de Cilleros.
  • 1578-mm-dd: Expediente de concesión de licencia para pasar a Popayán a favor de SEBASTIÁN CORDERO, vecino de Cilleros, hijo de Diego Cordero Osorio y María Alonso, para vivir con sus padres.
  • 1596-06-21: Expediente de información y licencia de pasajero a indias de FRANCISCO VAZQUEZ, clérigo presbítero, criado del obispo Antonio de Raya, natural de Cilleros, a Cuzco.
  • 1608-03-06: TORIBIO GONZALEZ, natural de Cilleros, soltero, hijo de Pedro González y de María Hernández, a México como criado de Alonso de Valdés

En contra de la creencia más extendida de la pobreza como el principal factor de emigración de cilleranos, presumimos que fue más decisiva la proximidad de Sevilla, como puerto de salida hacia el Nuevo Mundo.


Fuente: Alcántara, Revista del Seminario de Estudios Cacereños