El esgrafiado es una técnica ornamental arquitectónica utilizada para la decoración en el enlucido y revestimiento de muros, tanto en el exterior como en el interior de edificios.​ En materia de albañilería, puede considerarse como una variedad o tipo de grabado realizado sobre una superficie estofada, a partir de dos capas o colores superpuestos que permiten revelar formas o dibujos al retirar o rallar la capa exterior.​ En los revestimientos de fachadas y decoración de algunos interiores suelen utilizarse plantillas con motivos geométricos seriados. En la península ibérica, este oficio, de algún modo heredero del arte decorativo parietal, tuvo su origen en el trabajo artesano de los alarifes mudéjares, que dejaron diferentes ejemplos en Andalucía, Aragón, Castilla, Cataluña, Levante y Portugal.


El esgrafiado peninsular toma características peculiares en las zonas rurales del noroeste peninsular. Esta técnica se practica desde época medieval y tuvo una difusión progresiva hasta el siglo XVIII. Se puso de moda hacia la segunda mitad del siglo XIX alargándose hasta el siglo XX como decoración de las viviendas de familias adineradas. Posteriormente la gente humilde imitará esta forma de decoración. Así, el esgrafiado arraigó en la tradición arquitectónica de la época produciendo una evolución y modernización de la arquitectura rural.

El esgrafiado se hace con cal y cemento, y no tiene por única finalidad embellecer las fachadas sino que tenía otras funciones como la de protección de los muros, corrección de defectos en las fachadas e incluso se utilizaban con fines comerciales para anunciar algún tipo de servicio. Normalmente los edificios susceptibles de ser decorados eran viviendas, templos, escuelas y ayuntamientos.

En Cilleros no abundan los ejemplos de esgrafiado, quizás porque la vivienda típica cillerana, con sus muros de cantería de granito no precisa del mismo. El más conocido de todos sería el recientemente aplicado en los muros de la nave del Santuario de la Virgen de Navelonga, imitando los sillares de granito de los propios de la cabecera.

Esgrafiado en el Santuario de la Virgen de Navelonga

En el último medio siglo, la técnica del esgrafiado a pasado a ser una actividad marginada y residual. Recuperar la diversidad constructiva de la fisonomía de las fachadas y recuperar un oficio olvidado, como es el de especialista en la realización de esgrafiados, seguramente nos enriquecería culturalmente, recuperando así nuestro patrimonio material. En Cilleros se ha dado un primer paso, con el esgrafiado de una de las fachadas del matadero municipal con motivos locales. Nuestro agradecimiento a los artífices de esta bonita iniciativa.

Esgrafiado en el matadero municipal