Los gremios fueron asociaciones profesionales nacidas en la Edad Media que incluían a todas las personas que trabajaban en una determinada localidad y en un mismo oficio. Al parecer, su origen se relaciona con el de las cofradías, aunque los gremios tenían como principal objetivo defender de la competencia a sus miembros. Los gremios vigilaban la adquisición y distribución de las materias primas, la calidad de los productos elaborados, establecían los precios y regulaban las condiciones del trabajo, como los salarios, la jornada, etc… Por fin, los gremios cumplían funciones sociales de asistencia a sus miembros en caso de enfermedad, accidente o fallecimiento, así como otras funciones de signo espiritual. Todas estas competencias estaban recogidas en unas ordenanzas. El cumplimiento de las ordenanzas se articulaba a través de jurados o veedores, elegidos en el seno del gremio.

Además, cada gremio tenía un símbolo que los identificaba y diferenciaba del resto de gremios de la población, indicando de esta manera a qué oficio pertenecían. Si observamos el dintel de granito ubicado en la vivienda número 12 de la calle Darío Bacas, de Cilleros, observaremos un nuevo tipo de heráldica, la profesional, se trata de escudos de armas profesionales, con marcas de fábrica o de actividad, que identifican a aquellos que los portan o lucen generalmente en el seno de la villa. Así, podemos comprobar que existían diferentes gremios, de izquierda a derecha observamos una herradura que podría representar el gremio de los herradores, un blasón con una tenaza y una azuela que representarían el gremio de los carpinteros, un blasón con la flor de lis, que es una de las cuatro figuras más extendidas den la heráldica, un blasón con una pala y lo que parece una marca de pan que representaría al gremio de los panaderos, y por último lugar, una guadaña y un haz de cereal que podría representar al gremio de los segadores. Posiblemente, revisando la simetría y la técnica utilizada, el grabado original solo contaba con los tres escudos o blasones centrales, y posteriormente se añadieron los dos grabados laterales.

Dintel con heráldica de gremios. Calle Dario Bacas 12, Cilleros

La estructura de los gremios era muy sencilla. Se dividía de forma jerárquica en tres niveles: maestro, oficial y aprendiz. La autoridad era el maestro, el que estaba en la cima de la pirámide. Un miembro del gremio podía llegar a serlo tras pasar un examen y una prueba práctica de sus habilidades. Si aprobaba, tenía derecho a abrir un taller propio, ser el dueño de las herramientas, acoger peticiones de trabajo y establecer su propio sistema de comercialización. Los oficiales se encontraban un nivel por debajo de los maestros, estaban en el punto medio. Se trata de artesanos ya con cierto conocimiento que llegaban a cobrar por su trabajo, estaban bajo la supervisión del maestro y trataban de perfeccionar sus habilidades. Por último y en lo más bajo, se encontraban los aprendices. El acceso estaba limitado y tenían prohibido ingresar los musulmanes y los judíos, sólo se admitía a los denominados cristianos viejos, es decir, aquellos que no tuvieran mezcla de sangre. Su admisión se hacía patente tras la firma del "contrato de aprendizaje", donde se estipulaban las normas que el aprendiz y el maestro debían cumplir. La edad a la que un aprendiz podía acceder era de entre los 12 y los 14 años y el proceso tendría una duración de unos 6 años aproximadamente. Sólo terminaba cuando hubiese pasado ese tiempo, por mutuo acuerdo o por el fallecimiento de alguna de las partes. El aprendiz tenía la obligación de obedecer al maestro, serle fiel y acudir al taller todos los días. Por otro lado, el maestro debía enseñarle el oficio del gremio y mantenerle.

En la España medieval los gremios nacieron en el siglo XIII, desarrollándose plenamente en el siglo siguiente, especialmente en Cataluña. Frente a esta situación de desarrollo en la Corona de Aragón, en Castilla tardaron en consolidarse, ya que existieron cofradías de artesanos pero no gremios en sentido estricto hasta el reinado de los Reyes Católicos.

En el siglo XVI se puede ya detectar que el sistema gremial era incapaz de abastecer el mercado interior. El declive de los gremios, especialmente de los pequeños, fue muy lento pero inexorable en los dos siglos siguientes. En el siglo XVIII se creó la organización de los Cinco Gremios Mayores (1733) en Madrid, reuniendo a los sectores artesanales más importantes: lencería, paños, mercería, joyería, seda, especiería y droguería. Parte de la Ilustración fue muy crítica con los gremios porque dificultaban la libre competencia y se tendió a dar disposiciones que minaban su poder. La Revolución Liberal terminó con los gremios. La primera abolición se dio en las Cortes de Cádiz, en conexión con el espíritu de la legislación liberal en lo económico y en las relaciones laborales, contraria a toda regulación. El Trienio Liberal también estaría en contra de los gremios, pero la abolición definitiva del monopolio gremial no llegaría hasta la época de las Regencias en el reinado de Isabel II, destacando los decretos de 1834 y 1836. La abolición trajo consigo importantes consecuencias no sólo económicas, sino también sociales ya que el sistema de asistencia de los gremios desapareció con ellos, quedando muchos trabajadores sin la cobertura que sus antiguos gremios les ofrecían.



Fuentes: Tourhistoria; Redhistoria; Cilleros, detalles de su arquitectura popular - Agustín Flores Mateos.