Con el declive de los aguadores, también las fuentes municipales pierden gran parte del protagonismo que hasta ese momento habían tenido. El agua con rapidez comenzó a llegar al domicilio de unos ciudadanos que pronto se familiarizaron con tan importante comodidad, tanto que no disponer hoy de este servicio, aún cuando sea por unas pocas horas, se considera sencillamente inadmisible.

La demanda de agua creció tanto que la infraestructura inicial de suministro se quedó pequeña. Se intentó solventar añadiendo alguna otra fuente de agua desde la Sierra de Santa Olalla pero aun así, seguian existiendo problemas en el abastecimiento. Se tuvo que esperar hasta la década de los ochenta, para que la corporación municipal en manos de su Alcalde, el Sr. D. Angel Ballesteros, atajase el problema.

La solución fue construir un embalse en el arroyo de la Atalaya, en el término municipal del vecino Villamiel. El embalse se denominó de La Atalaya, aunque en Cilleros es más conocido como Bombarón. La presa se construyó en el año 1983 con materiales sueltos, enlucidos con una capa de hormigón y tenía una superficie de 13 hectareas, disponiendo de una longitud de coronación de 192 m y una altura desde cimientos de 16 m. La capacidad era de 0,450 Hm3 y se incluyó, logicamente, en la Cuenca del Tajo. A modo anecdótico, decir que los vecinos de Villamiel se enteraron del proyecto de la presa una vez comenzadas las obras, nadie les había informado al respecto. Esta pequeña crisis diplomática tuvo fácil y rápida solución por el buen entendimiento entre los Alcaldes de Cilleros, D. Angel Ballesteros, y de Villamiel, D. Domingo Domené.

Detalle del dique de la presa de La Atalaya

El problema es que la presa está situada a unos 445 metros de altura sobre el nivel del mar, y para llevar el agua hasta Cilleros habría que utilizar el paso entre la Sierra de Santa Olalla y la Sierra del Campete, de unos 530 metros de altitud. La solución consistió en contruir un nuevo depósito de agua en este paso, conocido como La Cuesta, y bombear el agua con un motor desde el embalse, a unos 3 kilómetros de distancia. El depósito de La Cuesta permitía almacenar mucha más cantidad de agua que el depósito de La Picona, además, se añadió una depuradora de aguas que permitía un mejor tratamiento de la misma.

Planta de tratamiento y depósitos de agua en La Cuesta

El problema del suministro se solventó en cuanto a cantidad, aunque algunos veranos el agua almacenada llegó a estar bajo mínimos y restringida a determinadas horas del día, ya que el arroyo de la Atalaya no corre en época estival, aunque no tanto en cuanto a calidad; el que el arroyo no fluyese todo el año, unido a los ganados que pastaban en los alredeores, influían negativamente en la calidad del agua, ya que pese a poder ser depurada y tratada, el sabor y el color de la misma sobre todo en épocas estivales era difícil de remediar con la infraestructura existente.

Al poco de crearse, la Sociedad de Pescadores Virgen de Navelonga, con sede en Cilleros, acotó el pantano de Bombarón, y junto al pantano de La Dehesa, conformó uno de los Cotos de Pesca de Extremadura, cotos públicos gestionados en régimen de consorcio con Sociedades de Pescadores.

Presa de La Atalaya o de Bombarón