Corría el mes de Marzo del año 1865 cuando en Cilleros, provincia de Cáceres, cavando unos trabajadores en una heredad llamada “Vegas de Melado”, se encontraron un puchero que contenía unas quinientas monedas antiguas de oro, de peso cada una de dos adarmes y medio, encontrándose también a su lado una botella llena de oro menudo de la mejor calidad, y por valor de unos 6.000 reales.

Las expresadas monedas clasificadas por el numismático Sr. García de Alcañiz, residente por aquellos años en Ciudad Rodrigo, resulta que son de los emperadores Anastasio, Justino I, Justiniano I y Justino II, que reinaron sucesivamente en Oriente con su capital en Constantinopla del año 491 al 578 de la era cristiana. En su anverso presentan medio cuerpo del emperador de frente, teniendo una flecha en la mano derecha, y en el lado izquierdo en los dos primeros emperadores una rodela con un guerrero a caballo en ella y alrededor de la moneda el nombre del emperador; y “P. P. AVG”; en el reverso la diosa de la Victoria, de pie, vuelta a la izquierda, con un alto báculo en la mano, terminado en cruz; una estrella en el campo, y alrededor la leyenda “VICTORIA AVG. CCA.”, y en otras la última inicial es “N”. Aparentemente se trata del Solidus, moneda que llegó a conocerse como el "Dolar" medieval.

El Solidus bizantino fue una moneda de oro creada por el emperador Constantino I el Grande (324-337), que sustituyó al antiguo aureus. El Solidus tenía dos fracciones: el Semis, equivalente a ½ Solidus, y el Triente, equivalente a 1/3 de Solidus. Con la creación del Solidus bizantino, Constantino I inició una reforma monetaria que permitió estabilizar la economía del Imperio Romano que se encontraba en crisis, lo que indudablemente logró, transformándose en la base de la economía del Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente. Su prestigio se basaba en la permanencia de su peso y su pureza.

Había por entonces en Hispania, y en todo el Imperio Romano una circulación libre de oro, garantizada por el propio Estado, y que existían grupos senatoriales y latifundistas de la parte occidental del Imperio que tenían grandes fortunas en oro. El Solidus era una moneda idónea para atesorar, por su valor intrínseco, debido a la cantidad de oro que tenía.

Se cree que en el sitio del hallazgo o en sus inmediaciones debió existir en la antigüedad alguna población o fortaleza, por el agrupamiento de piedras gruesas y labradas; y por encontrarse varias monedas romanas en distintas ocasiones.

Soldius de Anastasio


Fuente: La Correspondencia de España