El romance es un poema característico de la tradición literaria ibérica oral; son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar, y se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y declamación.

Según el gallego Ramón Menéndez Pidal (el español de todos los tiempos que ha oído y leído más romances), los romances habrían surgido de la fragmentación de las grandes epopeyas medievales o cantares de gesta, tales como el Cantar o Poema de Mio Cid y El cerco de Zamora. En este proceso, los cantares de gesta, cantados por los juglares, circulaban no sólo en las cortes aristocráticas sino también en las plazas plebeyas, donde el pueblo escuchaba los episodios más importantes y repetidos cuando pasaba por allí; se les grababa en la mente y a su vez los repetían y cantaban entre sí. De esa manera se fueron transmitiendo oralmente de padres e hijos los fragmentos que tenían mayor interés e incluso algunos se mezclaron con otros y experimentaron una elaboración formal que consistía en numerosas variantes, muchas de ellas localizadas sobre todo al final. Al mismo tiempo, había juglares cuyo propósito y alcance eran más humildes y que se dedicaban a cantar en público y por separado sólo los pasajes épicos que encerraban una acción o suceso completo. El proceso creativo que produjo esta separación lo describe así: "unos cuantos versos felices más o menos fielmente recordados y repetidos por los oyentes de las gestas, al rodar en la memoria, en la fantasía y en la recitación de muchos individuos y generaciones, aflojaban su trabazón interna, propia de un relato circuncidado y ligado a un conjunto …" A medida que estos pasajes se popularizaban los versos extráneos fueron abandonados, hasta que las gestas se redujeron a fragmentos independientes, con su propio tema y unidad de estructura, luego pasando por varias refundiciones.

La Doncella Guerrera es un romance de extraordinaria difusión no sólo en España y Portugal, sino en todo el sur de Europa (Francia, Italia, Albania, Grecia), Hispanoamérica y en versiones sefardíes en el norte de Africa, Hungría, Serbia, Constantinopla, Asia Menor y Palestina. Además, Paul Benichou y otros hablan de una vieja leyenda china en la que una doncella, disfrazada de guerrero, toma el lugar de su padre en la guerra.Parece indiscutible el origen francés del romance, desde donde pasaría al resto de Europa; en lo que no existe acuerdo unánime es en la localización exacta ya que mientras unos, los más, la sitúan en la Provenza, otros entre ellos el polifacético Ramón Menéndez Pidal, lo hacen en el norte del vecino país. Aunque se le supone un origen muy antiguo (es clásica la cita de la inclusión de sus dos primeros versos traducidos al castellano en la Aulegraphia de Jorge Ferreira de Vasconcelos, obra del siglo XVI) no figura en cancioneros y pliegos sueltos de la época.

El Romance de la doncella guerrera, de Autor anónimo, tuvo infinidad de versiones, las más conocidas podrían ser quizás las de Aragón:

El rey ha mandado un bando
desde Castilla a Aragón,
que penada vida tiene
el que no tenga un varón.
Un padre tenía seis hijas
y de ellas ningún varón,
la más chica le decía:
padre de mi corazón,
padre, cómpreme un caballo
un caballo muy veloz
que voy a pelear con el moro.
.....
Madre, mi querida madre,
de pena me muero yo,
que el caballero don Marcos
es hembra, que no es varón.
.....

Y las versiones del sur de la península, donde los romances tuvieron gran difusión:

Se ha establecido un bando
de Sevilla a Badajoz,
que premio le vienen dando
al padre que tenga un varón.
Un padre tenía tres hijas
y no había ningún varón;
la más pequeña de todas:
Padre. a la guerra voy yo.
…..
Ay, madre, querida madre
que yo me muero de amor,
que el caballero don Marcos
es hembra que no varón.
Invítala tú, hijo mío,
a correr contigo un día,
que si ella fuera mujer
atrás te la dejarías.
.....

En Sierra de Gata también tuvimos nuestras propias versiones del romance; Daniel Berjano recogió y publicó las versiones de Hoyos y Cilleros en agosto de 1903 como parte del trabajo “Romances populares de la Sierra de Gata”, en la Revista de Extremadura. La versión cillerana del romance de la Doncella Guerrera contaba:

Guerra, guerra se levanta
entre España y Portugal;
llamaron al conde Flores
por capitán general.

Maldita seas, mujer,
por medio del corazón,
que de tres hijas que tengo
ninguna fuiste varón.

Ha respondido la chica
y respondió la menor:
Yo voy a la guerra, padre,
yo voy a la guerra por vos.

Yo me he de llamar Don Marcos,
hijo del emperador;
Lo que le pido a usted, padre:
un caballo corredor
y un paje que me lleve,
que no me sea traidor.

De amores me muero, madre,
de amores me han de matar,
que los ojos de Don Marcos
son de mujer natural.

Convídala tú, hijo mío,
a tus camas a acostar
que, como sea mujer,
no se ha de querer desnudar.

Convídala tú, hijo mío,
tus comercios admirar
que, como fuese mujer,
a los majos se ha de tirar.

¡Oh, qué buenos espadines
para un hombre pelear!
Por darle gusto a mi rey
estas dos he de llevar.



Fuente: El romancero tradicional extremeño - Luis Casado de Otaola, Diego Catalán