¿Cómo representar al Dios que es Trino y Uno, que combina la humanidad del Hijo con el Padre Invisible y el Espíritu sin forma? La Trinidad es un misterio de gran densidad teológica, y frecuente en los textos del Nuevo Testamento. Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. Debido a los problemas iconográficos y teológicos sobre la conveniencia de representar a Dios en imágenes, la representación de la Trinidad aparece muy tardíamente en el arte, en la Edad Media, aunque existen manifestaciones que representan la Trinidad y que a través de citas bíblicas preparan el terreno. Encontramos diferentes iconos que representan la Trinidad, y en Occidente, las figuras están superpuestas, pero a partir del siglo XV, se definen artísticamente, el Padre, un anciano con barba blanca, el Hijo, representado por la figura de un hombre joven, y el Espíritu Santo, un adolescente o una paloma.

En Cilleros contamos con un gran ejemplo, se trata de la imagen de la Santísima Trinidad que se encuentra en uno de los altares de la nave de la Ermita de Navelonga. Es una figura de piedra, policromada, posiblemente datada en el siglo XII, que representa al Padre Eterno, con tiara y traje de Pontífice sumo, sentado como venerable anciano, que tiene delante de si a Cristo nuestro Señor, crucificado y muerto, puestas las manos en los brazos de la Cruz, como manifestando el amor con que lo dio al mundo; y el Espíritu Santo en forma de paloma en sobrevolando la imagen. También se conoce a esta imagen como "Padre Eterno" o "Espíritu Santo".

El Padre Eterno, ermita de Navelonga, Cilleros

Y es que el Espíritu Santo, que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, tuvo un gran culto en la Edad Media. Solía estar relacionado con devotos en problemas; un claro ejemplo, las capillas de los hospitales suelen estar dedicadas al Espíritu Santo. Nosotros tenemos constancia de que a finales del siglo XVI existían en Cilleros un gran número de Ermitas, y entre ellas, una situada en La Cuesta, próxima a los actuales depósitos del agua; alguna de los ancianas del pueblo, aseguró que cuando ella era joven recordaba haber visto en la sierra algunas canterías labradas, posiblemente pertenecientes a una ermita, ya entonces totalmente derruida; se trataba de la Ermita del Espíritu Santo, donde se administraban los últimos auxilios espirituales a los condenados a muerte, ejecución que se llevaba a cabo en el Cerro de la Horca, nombre con el que se conoce a la elevación que está a escasos doscientos metros al oeste de los depósitos del agua.

La Ermita del Espíritu Santo debió ser antiquísima, pues ni en el más antiguo de los libros de visitas de la Orden de Alcántara se hace alusión a ella. Quizás la imagen del Espíritu Santo o Santísima Trinidad que actualmente se encuentra en la Ermita de Navelonga pudo presidir en tiempos remotos el altar de la Ermita del Espíritu Santo, y por motivos que desconocemos, se trasladase a la antigua Ermita de Navelonga; si, antigua Ermita de Navelonga; no a la actual construcción que data del siglo XVII, pero eso ya será otro capítulo.



Fuentes: J. L. Rodríguez Plasencia - Apuntes de Etnografía de Cilleros, Revista Folklore