Una estela discoidea es un monumento funerario de piedra que se clavaba en el suelo, ante la tumba, antes de que se generalizara la costumbre de emplear la cruz como símbolo cristiano. La estela discoidea hasta ese momento había incorporado a su decoración o bien la cruz o también otros símbolos cristianos, como expresión de la fe de nuestros antepasados en un Dios en quien creían y esperaban.
Se les llama estela porque es la señal con que se quiere hacer perdurar el recuerdo del difunto y discoidea por su forma circular, es decir, de disco. Aunque las investigaciones actuales demuestran que no es solamente la señal de la tumba, pues también puede recordar un hecho luctuoso (la muerte repentina de un hombre en el campo, por ejemplo) o servir de crucero en una intersección de caminos o ser guía en el Via Crucis. Tampoco la estela es siempre discoidea. Las hay de muchas formas y tamaños, pero esta es la que más se ha generalizado en nuestros cementerios, desde épocas remotas a la actualidad, si bien desde el siglo XIV entró en franco desuso, siendo sustituida por monumentos que siguen otras corrientes de la moda.
Estela discoidea de Cilleros |
La estela discoidea, tal como hoy la vemos, es el resultado de una larga evolución, cuyo punto de partida parece estar en el deseo de proporcionar al muerto su imagen, para que pueda reencarnarse su alma errante. Por lo tanto, según parece ya demostrado, la forma primitiva de la estela debió ser antropomórfa. Quiere esto decir que trataba de imitar con su silueta el contorno humano. Así se explicarían las denominaciones que el vascuence da a estas piedras y que se traducen por "el hombre", "la cruz de cabeza negra" y "el hombre de piedra".
Las estelas en su forma discoidea abundan en Occidente. Por ejemplo, en las regiones que rodean la cadena pirenaica (País Vasco, Béarn, Ariége, Altos Pirineos franceses, Aude, Lauregais, Landas, Aragón y Cataluña) o en Cantabria, Meseta castellana, Levante y Andalucía, aunque en menor proporción, según los datos hasta ahora obtenidos. Son especialmente abundantes en Portugal y también se han encontrado en Italia, Gran Bretaña, Escandinavia y hasta en el Oriente Medio (Siria, Arabia, Armenia y zona del Cáucaso). En Extremadura son poco frecuentes, encontrándose algún ejemplar en territorios con presencia Templaria durante los siglos XII y XIII. Al ejemplar de estela discoidea cillerana, empotrado en un muro de la Plaza del Llano, junto a la iglesia, podemos sumar otra fragmentada, hallada en el huerto del Convento de La Madre de Dios (Coria).
Aunque existen estelas desde época prerromana, el mayor cuerpo de las estelas de nuestros pueblos es de época medieval o bajo medieval, es decir, románicas y góticas. Y desde los siglos XIV en adelante el número de ellas desciende vertiginosamente.
El artesano que las ha esculpido raramente ha inventado las decoraciones que plasmará en las estelas. La mayor parte de las veces se limita a imitar, dejándose llevar por los gustos del momento, esculpiendo motivos que todo el mundo pueda comprender. Como conoce bien el entorno artístico en el que vive (su iglesia o a lo sumo las más próximas), repite muchas veces emblemas que le son familiares, aunque no los comprenda. Así se explican, como motivos escultóricos, las estrellas, las cruces, cuya variedad en buena parte está inspirada en las monedas en curso, los anagramas de Cristo y, sobre todo, los instrumentos de labor. De esta forma, casi diríamos inconscientemente, fueron representándose durante siglos adornos usados con fines funerarios por los romanos, que a su vez los habían recibido en herencia de otros pueblos del Oriente.
Las decoraciones más corrientes de nuestras estelas son a base de vegetales, especialmente flores, la roseta de varios pétalos ya utilizada por el arte romano y luego por el románico y el gótico. Son numerosisimos también los motivos geométricos, alguno de los cuales son de sentido religioso o mágico, como las estrellas de cinco y seis puntas, el círculo que equivale al sol y la luna. Las cruces son abundantisimas. Las más normales son sencillas (griegas y latinas), aunque las hay de Malta, como es el caso de la estela cillerana, con brazos ancorados, caso de la estela cauriense, y otras sofisticadas que imitan flores o cruces procesionales.
Las estelas discoideas, sin embargo, son difíciles de clasificar únicamente por sus decoraciones, porque no hay dos del todo iguales. Tal es la libertad de expresión y el ingenio de sus autores anónimos. Esta es una de las explicaciones de su atractivo.
Escena de enterramiento en una tumba señalizada mediante estela discoidea |
Fuente: ¿Qué es una estela discoidea? - Francisco Javier Zubiaur Carreño.
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