Un grupo de 16 cilleranos formó parte de los más de 8.000 españoles que entre 1900 y 1913 fueron a trabajar en la recolección de la caña de azúcar en el archipiélago de Hawai, un territorio poco poblado que se anexionó a Estados Unidos en el año 1898. De los 154.000 habitantes que tenía Hawai en aquella época, solo 38.000 eran nativos; el resto eran trabajadores asiáticos (de Japón y China fundamentalmente). Ante el predominio asiático, las autoridades de Hawai idearon una campaña publicitaria para atraer población de raza blanca desde Europa.

Se solicitaban hombres de 17 a 45 años, y mujeres de no más de 40. La mayoría de los españoles que emigraron a Hawai, se trasladaron en viajes pagados por los plantadores de caña de azúcar y el Gobierno Territorial hawaiano. Lo hacían en barcos de vapor que partían de Gibraltar en un viaje que hasta Honolulú (capital hawaiana) tardaba cerca de dos meses. Las condiciones del viaje eran muy duras, llegando a morir en alguno de los viajes hasta 27 personas, y llegando un número mayor de enfermos, que en ocasiones eran repatriados a España.

En total llegaron a Hawai desde el año 1900 al 1913, 8.089 españoles en siete viajes. La gran mayoría de españoles son originarios de Andalucía, aunque hay algunos procedentes de otras regiones y provincias: Extremadura, Alicante, Salamanca; en el primer viaje casi la totalidad eran de Galicia. Los 16 cilleranos viajaron a Hawai en el año 1913, a bordo del buque SS. Willesden, junto a un contingente de 1074 españoles; algunos viajaban solos y otros en familia. También hubo emigrantes aunque en menor medida de San Martín de Trevejo, Hoyos, Perales del Puerto, Gata y Zarza la Mayor. Este es el listado de los cilleranos embarcados y sus edades:

Alvarez Asensio, Florencio (50)

Rivera Silgueiro, Clementa (50)

Alvarez Rivera, Escolástico (19)

Alvarez Rivera, Agapita (11)

Alvarez Rivera, Agustina (4)

García Pinto, Escolástico (42)

García Hidalgo, Juliana (13)

García Hidalgo, Adrián (10)

Alonso Galván, Victoria (22)

García Alonso, Francisco (5)

García Alonso, Eladia (3)

García Alonso, Isabel (1)

Rivero González, Marcos (57)

Rivero Vázquez, Pedro (18)

Vázquez Rivas, Gregorio (33)

Alvarez Rivero, Lucia (24)

SS. Willesden


Los emigrantes españoles a su llegada a Hawai fueron completamente libres de dedicarse a los trabajos que quisieran. Pero quitando unos pocos con algún oficio definido (zapatero, barbero, etc) que se asentaron en la capital, el resto se diseminó por las grandes plantaciones de azucar de las islas.

Todos los empleados de la plantación comienzaban su jornada laboral con la salida del sol. El número de horas de labor era de diez para los trabajadores del campo y de doce para los de las fábricas. El trabajo es duro por su horario e intensidad. Como normalmente el jornalero vive lejos de las plantaciones, aproximadamente a una hora de camino puede ser la media, los españoles salen de sus casas a las cinco de la madrugada y no regresan a ellas hasta las cinco y media de la tarde. El trabajo en las plantaciones consiste en cavar la tierra, fertilizarla, cortar caña, limpiarla de hojas secas, regarla, construir acequias, pozos, pantanos, etc. Se trabajaba en brigadas de 50 hombres bajo la vigilancia de un capataz.

Inicialmente las plantaciones y compañías azucareras pagaban a españoles y portugueses 24 dólares al mes, además de facilitarles casa, huerto, leña, agua y asistencia médica. Unos años después se incrementó la retribución hasta en un 70%. En cuanto al coste de vida, suponía alrededor de 10 dólares al mes per cápita. Un hombre casado con mujer y dos hijos necesitaba de 30 a 40 dólares al mes, con lo que se producía una mala calidad de vida al estar los salarios por debajo del coste real de la misma. Como es lógico en estas condiciones muy pocos podían ahorrar, ninguno de los españoles compró propiedades, unos pocos consiguieron ahorrar unos cientos de dólares, como Isidra Solís y Diego Barquilla, de Madroñera, que a la vuelta de Hawai en el año 1921 compraron con el dinero ahorrado la afamada posada / restaurante "La Troya", sita en la Plaza Mayor de Trujillo. 

Las promesas de un mundo paradisiaco en Hawai no se cumplieron, cuando se había ahorrado lo suficiente para re-emigrar la mayoría se fue a California, donde el jornalero estaba mejor pagado.


Fuentes: Vida y desventuras de ocho mil españoles en Hawai durante las primeras décadas del siglo XX - Germán Rueda Hernanz; Diario de La Vera; Diario Hoy; Raíces extremeñas.