También denominada “Ermita de la Vera Cruz”, se hallaba situada en las estribaciones de la Sierra de Santa Olalla, en el paraje conocido como La Cuesta y próxima al Cerro de la Horca, lugar donde antiguamente se ajusticiaba a los condenados. En esta Ermita era donde recibían los últimos auxilios espirituales. Actualmente se encuentra derruida y desaparecida, figurando únicamente algunos grandes sillares dispersos por la zona.
Exteriormente, sabemos que la Ermita del Espiritu Santo poseía dos puertas de arco de cantería labrada, arco triunfal de sillería, una cubierta de madera de roble dispuesta a dos aguas y esquilón superior.
Exteriormente, sabemos que la Ermita del Espiritu Santo poseía dos puertas de arco de cantería labrada, arco triunfal de sillería, una cubierta de madera de roble dispuesta a dos aguas y esquilón superior.
En su interior y situado en una hornacina recibía culto una estatua marmórea de Dios Padre, que hoy día se guarda en la Ermita de Navelonga; se trata de una figura de mármol policromado: “El Padre Eterno”, sendente, que sostiene al Cruzificado. La estatua, muy curiosa iconográficamente, puede fecharse a comienzos del siglo XVI, y ya se citaba en la visita del año 1619 del comendador de la Orden de Alcántara:
...Dios Padre hecho de talla de piedra de mármol, barnizado la ropa superior de barniz colorado... tiene la imagen de Nuestro Señor Jesucristo Cruzificado de talla entre los brazos, corona dorada en la cabeza,...
Además de ésta imagen, contaba la Ermita con una efigie de San Sebastián, un Crucificado y 6 cuadros con los siguientes motivos: San Judas, Ánimas Benditas, San Pancracio, San Dimas y dos de la Cena del Señor.
En el año 1593, esta Ermita poseía un terreno con un cerezo, una morera, varios olivos, siete vacas, dos erales y 11.578 maravedíes en metálico, además de una fuente con fresca agua de la Sierra.
El Padre Eterno |
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