Los petos de ánimas, pequeños santuarios ubicados en caminos, encrucijadas e iglesias surgieron como una forma de ayudar a las ánimas o almas en pena del Purgatorio mediante limosnas y el ruego de una oración.
La idea del Purgatorio, incrementada y revitalizada a partir del Concilio de Trento (siglo XVI), provocó que se desarrollase la práctica de la construcción de este tipo de monumentos populares, sin embargo, es a partir del siglo XVIII cuando se erigen la mayor parte de estos monumentos dedicados a las ánimas.
El significado de los petos de ánimas proviene de la creencia popular acerca de la continuidad de las ánimas después de la muerte y de la existencia de un paso intermedio (el Purgatorio) para poder alcanzar el Cielo, donde se redimen los pecados y faltas cometidas en vida. La finalidad de estos elementos es que los vivos puedan ofrecer una limosna para la salvación de las almas en pena que debido a su estancia en el Purgatorio no pueden hallar el descanso eterno, pudiendo gracias a este acto alcanzar el Cielo. Una vez liberadas, intercederán a favor de quien hizo la ofrenda. De este modo, el ritual de la ofrenda no solo procura la salvación de las almas de los muertos, sino también la del alma propia. La limosna ofrecida puede consistir en diversos objetos como flores, cera, pan o aceite, aunque generalmente esta es monetaria.
| Peto de ánimas de Cilleros |
Las encrucijadas han inspirado temor desde hace siglos debido a la creencia persistente de que dichos lugares estaban destinados al enterramiento, principalmente, de aquellos fallecidos apartados de la comunidad cristiana, quienes en consecuencia tenían prohibido ser sepultados en terreno sagrado. Esto ha provocado que surja la leyenda de que las almas de estos muertos vagan por la noche por el hecho de estar condenadas, motivo por el que los petos de ánimas suelen estar situados en intersecciones.
Tanto la dimensión como la iconografía de los petos son variadas, por lo que resulta difícil establecer una morfología general, aunque casi todos poseen los siguientes elementos:
- Una configuración arquitectónica formada por una base más o menos moldurada y rematada por una mesa donde se ubica el nicho en el cual se halla la representación iconográfica, rematado a su vez por un frontón superior. La construcción suele ser de granito decorada a su vez con molduras, cornisas o pilastras.
- El nicho, ubicado en la zona central y acabado en arco de medio punto a modo de capilla, el cual alberga generalmente un relieve de piedra o madera, a veces reemplazado por una pintura o una estampa impresa.
- Una hucha con puerta de hierro bajo el nicho para depositar en ella las limosnas, motivo por el que a estos altares se los denomina «petos de ánimas», puesto que en gallego «peto» significa «hucha».
Peto de ánimas de Cilleros
Fuente: Peto de ánimas





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