En el siglo XVII se vio muy lastimada la Provincia Franciscana de San Gabriel, en Extremadura, con la muerte del Venerable P. Fray Francisco de Cilleros, Lector de Teología, una y otra vez Provincial, Vicario también, y algunas Difinidor. No fue ésto lo mas apreciable, que se puede ponderar de este Santo Varón, sino la integridad de costumbres, y de virtud con que acompañó los puestos que tuvo.

Fue natural de la Villa de Cilleros, Priorato de Alcántara, Obispado de Coria; sus padres fueron unos Labradores honrados de limpia sangre. Desde sus tiernos años comenzó a dar muestras de su buena inclinación, y así en llegando a la edad competente, tomó el hábito en el Convento del Monteceli del Hoyo, en Gata. Reconociendo la gran capacidad del sujeto, le entraron los Prelados en los estudios, en que se aventajó a todos los de su tiempo, porque fue doctísimo en todas materias, en especial en las Escolásticas.

Ruinas del Convento de Monte Coeli o Monteceli en el paraje del Hoyo, Gata

Fue lector en la Provincia muchos años; sacó Discípulos aventajados en virtud y doctrina, que después fueron el lucimiento de la Provincia. Ocúpole en oficios mayores, habiendo pasado por el de Guardián, que fue tres años en el Convento de N.P.S. Francisco de la Ciudad de Coria; entró a ser Definidor, a Provincial dos veces, otra Custodia, Vicario Provincial, repetidamente Definidor, otra Subrogado. Y en todos estos oficios procedió con tal celo, puntualidad, y prudencia, que siempre se deseó su gobierno.

Fue sumamente pobre, no se le concedió otra cosa mas de aquello que la Regla concede. En los viajes que hizo, con ser algunos bien largos, ni llevó, ni permitió que los Compañeros llevasen más subsidios, que la confianza en Dios, como perfecto Fraile Descalzo de S. Francisco. Anduvo siempre a pie por los caminos, y de esta forma visitó la Provincia toda muchas veces; fue y vino de Roma, donde padeció indecibles trabajos.

Con el tiempo, pasó con el Señor Arzobispo de Valencia, el Excelentísimo Señor Don Fray Pedro Urbina, que después lo fue de Sevilla y antes habia sido Obispo de Coria, en ocasión que el venerable Fray Francisco de Cilleros era Guardián de nuestro Convento de dicha Ciudad. Ofreció el Arzobispo una embarcación a Fray Francisco para viajar a Génova, durante el viaje la embarcación dió con unos navios ingleses, donce después de quitarles cuanto llevaban, le hicieron muy malos tratamientos; el tiempo que estuvieron prisioneros, fueron tales las hambres que pasaron, por no querer darles la comida, que se tuvo a particular milagro salir vivos del poder de los herejes. Once días estuvieron hurtos en la Mar; en todos esos días jamás se vio el rostro de este Siervo de Dios triste, antes bien gozaba de una alegría extraordinaria y alentaba a los demás con ella, y con suaves palabras hijas de su espíritu.

Fue este venerable Padre el amparo de la Provincia, por haberla gobernado en los tiempos más calamitosos de las guerras, adonde no solo peligraban los Conventos materiales, que sustentó, y reedificó, pero también la disciplina monástica entre el trato, y su conversación de los Soldados.

Para que atendamos a cumplir lo que a Dios hemos prometido, podré aquí lo que después de la muerte de este Venerable Religioso le sucedió con él a otro, que por vivir hoy no se nombra, de toda verdad, y que para sacarla en limpio se obraron con él todas las diligencias necesarias. Había corrido voz en la Provincia, que el Venerable Fray Francisco de Cilleros se le había aparecido después de su muerte a un Religioso, que era actual Guardián de el convento de Santa María de Jesús de Salvatierra, hízole de ello exacta averiguación, la cual es del tenero siguiente al pie de la letra como lo refiere dicho Religioso. 

Los sucesos que me acontecieron con nuestro Hermano Fray Francisco de Cilleros después de su muerte, consisten, en que en una ocasión me excitó estando durmiendo a hora de Maytines, en la tarima, con voz que tuve por suya, sin que me quedase duda alguna, diciéndome que ya era hora de acudir a Maytines, que me levantase. En otra se presentó delante de mí, con aquella forma corporal, que no se diferenciaba a la vista, de la que tenía cuando vivo; su compostura religiosa, la capilla puesta, los brazos cogidos, y sin manto, fue ésto en mi Celda, estando rezando yo el Oficio Divino a la una de la mañana, habiéndome salido del Coro a causa de ir fuera. Asústeme de forma que se me cayó el Breviario de las manos. Sin que dijese alguna cosa, ni me la preguntase, se retiró a la que solía ser cu Celda, dando un golpe muy grande al entrar en ella, y dos suspiros muy lamentables. En otras dos ocasiones, una en mi Celda, y otra en los desvanes, oí golpes; en esta me alenté a decirle, que de parte de Dios le pedía me declarase si quería algo, que procuraría por todos los medios, que pudiese asistirle y socorrerle, su respuesta consistió en dar dos suspiros semejantes a los pasados.En otras muchas ocasiones oí en diversas partes del Convento grandes golpes, y algún ruido de pasos. Hasta aquí la clausula

Pudo ser viniese para corrección nuestra, y para que escarmentasen los venideros, y se desvelasen en el cumplimiento de sus obligaciones. Fue este Religioso de los inculpables a nuestros ojos, que en aquel tiempo tuvo la Provincia, observantísimo de su Regla y muy celoso de la guarda suya.

Ruinas del Convento N. P. San Francisco, Coria


Fuente: Varones heroicos que en virtud, y santidad, que desde el año de mil seiscientos y cincuenta y dos hasta el de noventa y uno, ha producido la Santa Provincia de San Gabriel de los Descalzos - Fray Antonio de Truxillo.